Por fin acabó este curso, que empezó con tan mal pie en la “escuela del desierto”. Los del colegio anterior no sólo consiguieron arruinar la ilusión y confianza que depositamos en ellos, sino nuestras vacaciones de verano.

¡Teníamos tanta razón! Ha merecido muchísimo la pena el cambio. Ha sido un curso fantástico.